Como buen aficionado al gin-tonic sabrás que a la hora de preparar uno es importante cuidar algunos aspectos, como, por ejemplo, el vaso donde se va a servir. Además de comprar las copas adecuadas para el gin-tonic, debemos contar con una buena ginebra como Vones en casa y añadirle una tónica de calidad, así como unos buenos cubitos de hielo, y es que no todo vale cuando se trata de hacer un combinado magistral. Si vas a hacer este cóctel, lo mejor será que utilices cubos de hielo, y no hielo picado.
Cuanto mayor sea el bloque de agua congelada, más tiempo permanecerá sin derretirse y, por tanto, tu bebida no estará aguada, conservando su sabor en condiciones óptimas por más tiempo. Además, el hielo deshecho hace que el carbónico de la tónica se evapore más rápido, por lo que te perderás el burbujeo característico de un buen gin-tonic. En cuanto al número de hielos a utilizar, depende del gusto del consumidor, pero lo cierto es que esta mezcla resulta más deliciosa cuanto más fría se consuma, por lo que un buen truco para añadirle frescor extra es enfriar la copa en la nevera y sacarla justo a la hora de preparar el combinado.
Al acabar tu bebida, los hielos deben seguir en la copa, aún sólidos, porque lo que sí que está clarísimo es que esta fórmula no lleva ninguna parte de agua.
Hielo, lo más puro posible
Además del corte de hielo, también influye su pureza. Muchas veces cuando lo hacemos en casa, o incluso cuando lo compramos, vemos que no es totalmente transparente, si no que presenta vetas blancas o un aspecto un poco “nublado”. Cuando son caseros, esto se debe a que generalmente usamos agua del grifo y esta tiene impurezas, pequeñas burbujas que se concentran en la última parte que se congela en la cubitera. Al mirar el cubito, la luz no puede traspasar el hielo en línea recta, ya que tropieza en las burbujas, lo que hace que lo veamos grisáceo.
La mejor manera de reducir esas impurezas es congelar el agua muy lentamente, así el gas sube a la superficie y puede escapar de la solidificación. Hay quien dice que también es conveniente hervir el agua antes de someterla a bajas temperaturas.
Algo diferente
Otra opción que puedes plantearte es fabricar cubitos que no se derritan nunca. No tienes que ponerte a hacer química avanzada, pero sí un poco de geología. Sólo debes conseguir un poco de esteatita.
Se trata de un mineral que no da sabor, ni olor y, además, conserva muy bien el frio; por lo que puede mantener una bebida fría durante más de media hora.
Para utilizarlo, tendrás que cortarlo a la medida deseada, lavarlo adecuadamente con agua tibia y jabón y conservarlo en el congelador hasta que lo necesites.
Por último, existen en el mercado hielos refrigerantes a los que se les han añadido sustancias para que conserven su temperatura por más tiempo.
No te olvides de estos consejos ni de comprar las copas adecuadas para el gin-tonic y conviértete en todo un experto.