Al igual que Vones es una de las ginebras buenas para gin-tonic, también hay lugares que por su belleza son los mejores para disfrutar de un buen combinado. Y algunos de ellos, se encuentran en Galicia, nuestra cuna.
Suponiendo que fuese posible teletransportarnos con nuestra copa favorita, que no tuviésemos que preocuparnos por el hielo, ni por la tónica, ni por ninguno de los ingredientes de nuestro gin-tonic; si sólo tuviésemos que imaginar el marco perfecto para disfrutar de nuestra bebida, uno de ellos sería sin duda el banco de Loiba.
Situándonos entre los cabos coruñeses de Ortegal y Estaca de Bares, estaremos cerca de los acantilados salvajes de Loiba, donde podremos encontrar un solitario banco en el que algún visionario anónimo talló “The best bank of the world”, (el mejor banco del mundo), no alejado de razón. Sentados en él, podremos deleitarnos con la vista del islote de Gavioteira y la playa de Coitelo, sólo por poner algunos ejemplos de lo que esta privilegiada perspectiva de siete kilómetros nos permite.
Otro de nuestros rincones favoritos, que deja entrever nuestras raíces es la Ría de Cedeira. El sabor a mar llega bordeado por acantilados de 600 metros de altura en un paraíso natural que, a vista de pájaro, nos mostrará su forma de doble u. Seguro que nuestro ojo se detendrá al pasar sobre la playa de Vilarume en la desembocadura del río Das Mestas.
En Vones creemos que la magia de nuestra tierra se siente en su conexión con el mar y desde luego en sus bosques, donde los sapos, las meigas, los trasgos y los diaños nos recuerdan quiénes somos. En este viaje imaginario te proponemos una visita a las Fragas do Eume.
A 50 km de A Coruña, las laderas de carácter abrupto abrazan el cauce del río Eume entre sombras que recorren la distancia entre Pontedeume y el embalse para pintar un monte poblado de robles, castaños, fresnos, abedules…considerado uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa.
Si continuamos nuestro camino hacia el sur, a 20 Kilómetros de Pontevedra, nuestro siguiente punto clave será el Campo Lameiro, un enclave histórico en el que nuestros ancestros dejaron grabados sobre la piedra dibujos y signos que han sobrevivido los milenios y se han convertido en un conjunto de petroglifos con importancia mundial.
Nuestro viaje por tierras gallegas terminará en la frontera entre Lugo y Ourense, donde, con el paso del tiempo, el río Sil ha esculpido unos cañones de belleza sobrecogedora. Escarpadas paredes que rematan verdes sierras, como si se hubiera pintado del verde más intenso las riberas del río. Tomarse un gin-tonic en uno de los barcos que recorren el cauce hasta el Cabo do Mundo es una de las mejores maneras de adentrarse en el entorno natural privilegiado de la Ribeira Sacra.