Desde Vones Gin continuamos esta semana la ruta por las costas gallegas. Mientras unos disfrutan de sus playas y de su buena gastronomía, otros trabajan muy duro para colectar el mejor marisco gallego. Esta tierra tan mágica y enigmática esconde muchos secretos y uno de ellos se encuentra en uno de los enclaves más particulares que, a día de hoy, conserva ese halo místico intacto. Hablamos de la Costa da Morte.
En este lugar, enclavado en la zona más al noreste de la península, el Océano Atlántico se toca con la tierra, y lo hace con todo su esplendor, al chocar contra las rocas y acantilados de este rincón algo traicionero, donde se dan cita los percebeiros gallegos.
Se trata de un oficio muy sacrificado y peligroso que, en muchos casos, acaban heredando los hijos de quienes se dedican a ello. Pendientes de las condiciones meteorológicas, aprovechan el final del verano para hacerse con el tan deseado oro negro de la costa de Galicia.
¿Cómo trabajan los percebeiros?
Vestidos con traje de neopreno y ataviados con un par de herramientas que ellos llaman ferreiras se desplazan hacia los bancos marisqueros de percebe en una lancha con motor en grupos de tres o cuatro personas. Solo uno de ellos se queda en la lancha, pendiente de lo que ocurre a su alrededor y realizando todo tipo de maniobras de aproximación a las rocas para que más tarde puedan saltar sus compañeros.
No resulta fácil coger los mejores ejemplares, ya que estos se encuentran en las zonas más expuestas al oleaje, que impacta sin previo aviso contra los acantilados mientras los percebeiros están concentrados en las labores de extracción de uno de los mariscos más cotizados. Una cuerda atada a su cintura es la única manera que tienen de escapar de esas olas que les acechan durante el tiempo de faena.
El sentido común es lo que predomina en estos casos. En cualquier momento puede producirse un accidente. Para que el peligro no les pille desprevenidos, los percebeiros más expertos han aprendido a escuchar al mar y a desarrollar sus cuatro sentidos restantes. Y cuando llega el momento, se valen de una especie de espátula para desprender de las afiladas rocas los percebes que más tarde se venderán en la rula. Pero hay que hacerlo con mucho cuidado, ya que se corre el riesgo de lastimar la parte del músculo durante la extracción.
¿Por qué son los mejores percebes del mundo?
Precisamente los percebes que han sido capturados en las costas gallegas son, sin duda, de mejor calidad que las partidas procedentes de otros países como Canadá, Marruecos o Portugal y se debe, porque no decirlo, a la riqueza nutritiva de estas aguas.
Si nos fijamos en el calibre del percebe gallego, este es más grande y su longitud es menor. Además, tienen menor cantidad de uña. En cambio, el percebe foráneo es mucho más largo y estrecho, y sobresale por su tonalidad, mucho más clara que los percebes locales. Características menos valoradas en el mercado.
Como curiosidad, los percebes gallegos también reciben el nombre de percebes de sol, y la razón parece obvia, ya que crecen en zonas muy soleadas, pero al mismo tiempo muy batidas. Su exquisito sabor es el resultado de esta curiosa combinación.
Hoy desde Vones, nos acercamos al trabajo de estos profesionales de la mano de David Beriain, quien dirige el documental Percebeiros. En él Serxo, cuenta de primera mano su historia y cómo es su día a día. Aquí podréis ver algunos minutos de este impresionante trabajo, preseleccionado en el 2012 a los premios Goya como mejor documental.
«Percebeiros» de David Beriain